El relieve terrestre se puede definir como aquellas formas físicas que encontramos naturalmente en la superficie de la Tierra.
Estas formas son creadas por la acción de varias fuerzas encontradas tanto en el interior como el exterior del planeta. En algunas ocasiones, son las fuerzas internas concretadas en los movimientos de las placas tectónicas o los volcanes las que contribuyen a la creación de formas terrestres. En otros casos son las fuerzas externas, definidas por las acciones de la erosión, quienes esculpen la superficie terrestre. Agentes erosivos naturales como el viento, el agua o el hielo definen caprichosamente muchas de las formas que muestra la corteza terrestre.
Curiosamente, algunas formas físicas de la superficie de la Tierra son creadas en cuestión de horas, mientras a otras les toma millones de años en aparecer.
A la hora de estudiar y organizar el relieve de la Tierra o, lo que es igual, las formas físicas de la superficie terrestres podemos agruparlas en dos unidades: el relieve interno y el relieve costanero.
En la primera unidad se pueden observar formaciones como: montañas, sierras, cordilleras, colinas o montes, valles, mesetas, llanuras, depresiones, etc.
En la segunda unidad se pueden observar formaciones como: bahías, golfos, playas, cabos, acantilados, rías, istmos, penínsulas, albuferas, deltas, islas, archipiélagos, etc.
Estas unidades no son excluyentes, es decir, que podemos encontrar formaciones de un mismo tipo en ambas unidades. Por ejemplo, pueden existir montañas tanto en el interior como en la costa.
Geografía 